Cantabria vs Castilla, comparación de su historia, sus paisajes y sus gentes
La historia, el paisaje y las gentes Cantabria, cuya esencia rural la representa Tudanca y el valle del Nansa, es contrapuesta a los Campos Góticos castellanos por Don Miguel de Unamuno.
Aquí, en este recatado rincón montañés de Tudanca, la Tablanca de Peñas arriba, de Pereda, y en el aposento mismo en que él hizo morir a su don Celso. Detrás de mi presente visión de este valle y estas montañas está el fresco recuerdo del páramo de los Campos Góticos, en los me empapé de sol antes de venir a estas montañas de bruma.
Anoche, viendo a la luz fantaseadora de la luna llena la dantesca encañada de Bejo, entre este valle y el de Polaciones, soñaba en la tierra de los conquistadores. Que lo es de Castilla y su Extremadura. Allí, la tierra es hija del hombre; aquí es su madre. Aquél, el hombre que conquista a su tierra con el arado, es el conquistador de tierras; éste, el hombre conquistado por el terruño, es defensor del suyo. Aquí empezó la Reconquista; mas mientras fue defensa. Montañeses ayudarían a Pelayo; llaneros siguieron al Cid.
Esto es todo como un nido celado entre picachos, o más bien como un regazo materno. Las faldas y los repliegues de las montañas, como brazos maternales. Y es maternal la bruma. Cuida la montaña de sus hijos y acaso piensa por ellos, dejándoles soñar aquí, al rumor del Nansa, que va derecha e inmediatamente a la mar, la vida, que pasando queda; la misma vida de sus abuelos, acaso la misma de sus nietos.
De: “El ciliebro de la tierra” de Don Miguel de Unamuno publicado el 7 de septiembre de 1923 en el diario Nuevo Mundo de Madrid.