Cabanzón

En Cabanzón, las praderías para alimentar el ganado de leche y las repoblaciones de montes, con especies de crecimiento rápido, ocupan la mayor parte del término, como expresión de un territorio cada vez más integrado en una economía industrial donde, salvo pequeñas masas relictas, el bosque autóctono ha desaparecido.El núcleo urbano, situado sobre una meseta de base rocosa, elevada sobre el cauce del Nansa, está rodeado por una extensa pradería de siega que conforma un paisaje uniforme de parcelas sin cierre o delimitadas por estacados, carreteras y pistas rectilíneas, con escasa presencia de arbolado, resultado de la concentración parcelaria. Una zona de uso exclusivamente agro-ganadero con pequeños bosquetes en las partes del terreno más escarpadas, dominando la vegetación mixta y los castaños. Un entorno de lomas, fincas y arroyos, donde domina la presencia de la torre medieval con su barbacana, una referencia del lugar como centro de dominio territorial y de poder, como punto de control de los caminos de Liébana a Val de San Vicente y de Asturias a San Vicente de la Barquera o Santillana del Mar, así como del paso del río Nansa.Al fondo, las laderas repobladas con eucalipto en el tercio sur de su término, antaño cubiertas por bosques que fueron talados para alimentar las ferrerías, y las crestas de la Sierra de la Collada con restos de algunos invernales, brañas y monte bajo, hoy casi un paisaje residual ante los cambios que se han producido en este territorio. Es la línea o rótula entre dos territorios muy diferenciados en sus estructuras territoriales: la marina, muy transformada por los cambios producidos en los últimos 100 años, y los valles interiores, donde las permanencias de formas de vida tradicional son todavía notables.